Ambos sentimos que esta convergencia sagrada debe tener lugar aquí. Aquí, en la tierra donde por primera vez tomamos una idea dentro de nuestro cerebro y la grabamos en pedazos de ocre rojo, la primera colección conocida de símbolos del mundo, el primer libro de fotos.

Sentimos que ha llegado el momento de que hagamos una pausa, aquí en el regazo de nuestra Madre, para contemplar lo que nosotros, como especie, hemos hecho con este regalo, el más precioso de todos. Es mi sentimiento y mi oración que, de hecho, estemos siendo llamados a casa, para que finalmente podamos escuchar a las almas antiguas que continúan llevando su verdad.

Una verdad arraigada en el amor incondicional de la Creación misma. Que esta tierra y estas maravillosas almas nos unan bajo las estrellas una vez más, en el gran crisol vivificante de la Madre África.

Bendiciones